La necesidad de desplazarse de un lugar a otro y de transportar los productos de su trabajo agudizaron el ingenio del hombre en todas las épocas: trazó sendas, inventó vehículos para desplazarse: carros, coches, globos, barcos, submarinos, naves espaciales...

Será un día 5 de Octubre de 1932 que mediante la promulgación de la Ley 11658, se establecía la creación de la "Dirección Nacional de Vialidad", donde ya cinco años antes se había promulgado una Ley provincial en Santa Fe, la Ley Orgánica de Caminos Pavimentados, que sentaría precedentes en la materia, para un tema vital en las postrimerías del desarrollo que se avecinaba.

Entonces surgieron los recursos, asignando un valor de 5 centavos por cada litro de nafta, seguido de otro impuesto adicional que iba ligado al 15% del valor de lubricantes, y así los caminos acercan a los hombres, facilitan su comunicación, unen países vecinos, facilitan el turismo, transportan mercaderías. Los caminos contribuyen al bienestar general y al progreso.

Una población sin buenos caminos, permanece aislada, como ocurre con muchas poblaciones del interior de nuestra provincia. Los caminos constituyen un bien común, por lo tanto a todos nos corresponde velar por su conservación y embellecimiento y evitar que sean destruidas las señales que guían a los viajeros que las utilizan.