El hecho se dio cuando Liniers se dirigía al Alto Perú e intentó resistirse a las fuerzas patriotas, más tarde sería fusilado allí mismo en la Provincia de Córdoba, cerca de lo que hoy es Cruz Alta, en el paraje Cabeza de Tigre, junto a otras personalidades realistas, que no se alineaban con los objetivos ni acataban la autoridad del primer gobierno patrio.