Tras haber convocado a elecciones provinciales en Buenos Aires, el gobierno de facto del General Uriburu, confiados que obtendrían un triunfo los grupos vinculados, se llevan la sorpresa de ser derrotados por Honorio Pueyrredon.
Tal es así que inmediatamente se ordena suspender las elecciones en las Provincias de Santa Fé y Córdoba. Incluso luego se llega a intervenir Córdoba, enviando para tal tarea a Manuel Alvarado.